Mi satisfacción máxima era acostarme y ver que el jean se me apoyaba en los huesos de la cadera y que todo lo demás se hundía cómodamente en la nada. Que casi no tenía panza. Que se me empezaban a notar las costillas. Que entre el jean y mi piel quedaban muchos centímetros de distancia.
Cada uno de arruina como quiere, y con quien quiere. Cada uno sabe que le conviene y hasta que punto. Se que se cuidarme, y no me quiero morir ni que sigan le paso tal cosas por ser depresiva. Un poco de dolor esta bien, disfrutarlo y sentir la satisfacción de estar así me encanta, me mantiene ocupada la cabeza. 
Que no me vengan a molestar, a tratar de levantarme cuando te dejaron caer, conocido mis límites y me gusta gustar siempre con un poco más. 
Nacimos y morimos solos, nadie debería meterse en la vida de nadie. Así son. Así somos.